Cómo resolver Conflictos Familiares

 

Conflictos familiares

 

Hay que destacar la importancia de la familia como grupo, grupo en el que aprendemos a comportarnos, donde se determina la forma en la que pensamos y enfocamos nuestras experiencias, donde aprendemos una serie de reglas morales y valores sobre nosotros y el entorno, aquello que consideramos correcto de lo que no… En definitiva, la familia nos ayuda y enseña a crecer, siendo las primeras personas con las que comenzamos a relacionarnos.

 

Pero, ¿qué ocurre cuando existen problemas entre los miembros de la familia?, ¿o cuando existen conflictos entre padres e hijos? ¿y entre hermanos?, ¿qué sucede cuando uno de los miembros presenta una dificultad que provoca problemas en sus relaciones familiares?

 

Estos conflictos fomentan:

  • expresión emocional negativa

  • conductas o expresiones inadecuadas

  • incremento de pensamientos e ideas negativas acerca del acontecimiento y de la implicación o respuesta de cada miembro de la familia

  • disminución de la expresión de afecto a nivel familiar

 

Por ello os proponemos pautas para aprender a manejar disputas familiares:

  • Cambia la manera de enfocar el problema. En ocasiones nos centramos en saber quién lleva razón y quién tiene la culpa, por lo que no salimos de esa situación. Esta posición nos lleva a sentir un intenso malestar en nosotros mismos y en el resto de la familia. Si cambiamos el enfoque de la situación cambiaremos nuestra actitud hacia el problema.

  • Fomento del diálogo: conoce cómo ha vivido la situación cada miembro de la familia.  Cada uno necesita un espacio y un tiempo para expresarse, todas las opiniones son importantes.

  • Respeta. Todas las emociones son válidas e importantes, empatiza y comprende porqué la persona se siente de esa manera.

  • Saca la parte positiva de la situación y ponlo en común con el resto de la familia. Os ayudará a comunicaros y a ser consciente de los valores y puntos fuertes.

  • Perdona. Sé consciente de aquello que haya podido hacer daño y discúlpate, se trata de un ejercicio muy útil, necesario y que permite expresar el afecto que sentimos, pero un poco olvidado en ocasiones.

  • Aprende. Analiza la situación ocurrida, cómo hemos actuado, paso a paso y cómo ha reaccionado el entorno. Así, no llegaremos a situaciones límites en un futuro, sino que aprenderemos a detectarlas a tiempo y evitaremos consecuencias mayores.

 

 

 

 

Nerea Barrachina

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