Solemos caer en el error de considerar que lo más importante en nuestras relaciones personales, es nuestro mensaje, aquello que expresamos verbalmente. Menos en las discusiones, que ahí sí tenemos bien aprendido que las formas fastidian la razón que tengamos. Realmente, ¿lo único importante es que alcemos o no la voz?
Para poder profundizar en este tema, aclararemos en primer lugar que la comunicación se divide en comunicación verbal y comunicación no verbal.
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Comunicación verbal: aquella que transmitimos a través de las palabras, mensajes concretos y directos que dirigimos hacia nuestros interlocutores.
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Comunicación no verbal: aquellos aspectos que acompañan al mensaje, nuestra expresión corporal, miradas, gestos, tono de voz, movimientos corporales, distancia que mantenemos…
Cerca de un 80-90 % de la información que reflejamos proviene de la comunicación no verbal. Es más importante en nuestras relaciones de lo que creemos, estando siempre presente y en numerosas ocasiones de manera inconsciente. Es necesario tenerlo en cuenta a la hora de relacionarnos, ya que de esto depende el éxito en nuestras relaciones interpersonales.
En ocasiones, reflejamos información contradictoria, verbalmente queremos expresar algo con connotación positiva, pero nuestra expresión corporal refleja sensaciones o emociones desagradables en los demás. Estas situaciones nos llevan a no establecer una comunicación positiva, provocando un distanciamiento de los demás. Por ejemplo, si coincido con alguien que tiene un semblante serio, mantiene mucha distancia, mirada cortante, facciones duras y gestos agresivos, es muy probable que no mantenga ningún tipo de interacción e incluso la evite.
Si yo soy la persona que expresa esa comunicación no verbal, ¿qué consecuencias sufriré?
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Tendré muchas dificultades para conocer a gente y poder establecer relaciones más íntimas. Las personas que me conocen quizá no les moleste, pero me costará mucho encajar en nuevos grupos o situaciones.
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No identificarán mi estado emocional, ya que reflejaré siempre emociones como enfado, ira y rabia. No prestando interés en conocer cómo me encuentro.
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Puede que los demás se sientan heridos, molestos o incluso piensen que nos han hecho algo.
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Es muy probable que tenga más conflictos, ya que las personas con las que tenga un intercambio de opinión pueden sentirse molestas y defenderse.
Con toda esta información queremos animaros a que os observéis, estéis pendientes de cómo os comunicáis con los demás y aprendáis de esos pequeños errores. ¡¡¡Para que podáis establecer relaciones sanas y fructíferas!!!
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