
La ansiedad es una respuesta normal que todos experimentamos ante diferentes acontecimientos de nuestra vida. Es necesaria y buena para adaptarse a los problemas de la vida y superarlos, ya que nos prepara para la acción o huida. Pero en ocasiones, se trata de una reacción perjudicial, excesiva e inadaptada, que dificulta el rendimiento y la adaptación. Se trata de un trastorno de ansiedad cuando esta emoción es demasiado intensa, demasiado frecuente y/o demasiado duradera. Es perjudicial debido a que aparece en momentos en los que no existe un peligro real por el que tenga que aparecer, o persiste aún cuando la situación generadora de ansiedad ha desaparecido.
Para superar los trastornos de ansiedad es necesario trabajar con estos pensamientos que incrementan nuestro miedo y ansiedad, e incidir en las conductas que promueven su aparición y la mantienen. Nuestro cuerpo está preparado para experimentar ansiedad, pero debemos también hacer consciente a nuestra cabeza de todos estos síntomas físicos y que somos nosotros somos quienes los controlamos.
Crisis de angustia
Las personas que padecen crisis de angustia comienzan a sentir taquicardia, dificultad para respirar u opresión en el pecho, mareos, calor, alteración en la visión, temblores… Estas sensaciones físicas generan gran miedo y malestar, ya que ocurren de manera inesperada y aparentemente sin control.
Esta angustia viene acompañada de pensamientos repentinos como “me va a dar un ataque”, “voy a perder el control”, “me voy a volver loco”… Teniendo la seguridad de que va a ocurrir, viviendo así la situación como una terrible desgracia.
Por miedo a volver a sufrir una crisis de angustia, las personas se protegen evitando y asegurándose ante las situaciones que se las provocan. Evitando situaciones parecida a la que sufrimos, actividades que nos hagan experimentar esas sensaciones o incluso emociones que nos puedan acercar a ese nivel de activación. Si por “obligación” hay que enfrentarse a esas situaciones, se hará con algún elemento o persona que les provoque seguridad o les tranquilice.
Agorafobia
La agorafobia aparece ante situaciones o lugares donde se podría sufrir una crisis de angustia y sería difícil escapar, recibir ayuda o tratarse de una situación en la que tener una crisis de angustia pudiese ser mal visto o embarazoso. Situaciones o lugares como el supermercado, ante grandes acumulaciones de gente, largas colas, caminar por la calle, salir a un lugar poco comunicado…
Como producen gran malestar y angustia, se evitan estas situaciones, sintiéndose más tranquilos y cómodos dentro de casa. Así se van reduciendo poco a poco las salidas, y si es necesario salir, se hará con un amuleto o acompañado.
Estrés agudo
Una persona estresada percibe demasiadas situaciones como demandantes y a las que tiene que enfrentarse, activando en exceso su cuerpo a hacerles frente. Como consecuencia, se fuerza al cuerpo a responder a estas condiciones durante un largo periodo de tiempo o con alta frecuencia. Al ser expuesta a tanta tensión, aparecen diversos síntomas como dolores de cabeza, taquicardia, inquietud, malas digestiones, irritabilidad, inquietud y ansiedad. A largo plazo, estos síntomas provocan un desgaste que puede generar el desarrollo de enfermedades más graves.
Ansiedad generalizada
Ansiedad y preocupaciones excesivas, insistentes y duraderas ante situaciones cotidianas. Estas preocupaciones resultan incontrolables y provocadoras de gran angustia y malestar, orientadas hacia un futuro que es percibido como imposible de controlar.
Se perciben las situaciones como amenazantes e impredecibles, respondiendo con preocupaciones y ansiedad. Se aprende a vivir con constante hipervigilancia, procesando toda la información ambigua o que no es completamente clara, como una amenaza.
Este trastorno de ansiedad es muy frecuente. Según pasa el tiempo las preocupaciones son más constantes, funcionando como una respuesta automática que se activa incluso antes de que ocurra la situación, aumentando cada vez más los niveles de ansiedad. Resulta agotador tanto física como mentalmente, con preocupaciones que no desaparecen a lo largo de los días.
Fobias
Palabra utilizada con frecuencia y asiduidad ante el miedo extremo a un determinado estímulo. Realmente se trata de miedo que ha pasado de ser útil para ayudarnos a enfrentar una situación temida, a ser desproporcionado, irracional y fuera de control. Al tratarse de un miedo desproporcionado, genera sufrimiento y malestar importante a la persona que lo padece. Para impedir ese sufrimiento, se comienza evitando cualquier situación en la que tengamos que enfrentarnos al generador de ese miedo, transformándose esa evitación en una necesidad. El hecho de imaginarnos la situación temida provoca grandes síntomas de ansiedad que resultan incapacitantes en el día a día. Las fobias más comunes son a determinados animales, la sangre, las agujas, la oscuridad, las alturas…
Estrés postraumático
La persona ha vivido o experimentado, en algún momento, una situación muy intensa o traumática que le ha provocado gran temor, en la que ha estado en peligro su propia vida, la de alguien cercano o incluso que se haya presenciado.
El suceso traumático reaparece en su cabeza de manera persistente a través sueños, imágenes, flashback… generando un nivel muy elevado de ansiedad. Junto a diversos síntomas como embotamiento afectivo (restricción de emociones, desapego ante el resto de personas…), insomnio, irritabilidad, hipervigilancia…
Para sobrellevar este intenso malestar, se evita por completo cualquier situación, lugar u objeto que lleve a recordarlo.
Trastorno Obsesivo Compulsivo
Aparición de obsesiones, entendidas como pensamientos, impulsos o imágenes recurrentes y que se experimentan como intrusivos. Las obsesiones tienen un contenido que va más allá de las preocupaciones normales de la vida cotidiana, surgen de manera brusca y resultan incontrolables por lo que provocan alta incapacitación para la persona que las sufre, llegando a tener que interrumpir su vida.
Estas intrusiones generan normalmente gran ansiedad y malestar, por lo que se intentan suprimir, ignorar o neutralizar a través de conductas compulsivas. La persona no puede evitar angustiarse, llevando a cabo rituales o manías para poder manejar esa ansiedad.
Las obsesiones y compulsiones más comunes están relacionadas con: la responsabilidad sobre causar o no poder evitar peligros o desgracias, junto con compulsiones de comprobación y búsqueda de reaseguración; el orden y simetría y rituales de conteo, repetición y ordenación…