
La autoestima se va desarrollando a lo largo de nuestra vida, se trata de un continuo, por lo que no carecemos en nuestra totalidad de autoestima. Está conformada por sentimientos, sensaciones y pensamientos acerca de nosotros mismos, nuestra valía, confianza respeto y capacidad.
Tener una alta autoestima nos impulsa a conseguir nuestros objetivos y establecer nuevos, a defender nuestras ideas, confiar en nuestras capacidades, ser conscientes de nuestras virtudes sin sentirnos mal por ello. Además nos permite aceptar nuestros errores o fracasos, y aprender de ellos. Cuanto más alta sea nuestra autoestima mejor preparados estaremos para afrontar problemas o adversidades, seremos más flexibles, más creativos, asumiremos responsabilidades…
La autoestima no es inmodificable, por lo que es necesario trabajar en esos pensamientos, percepciones y emociones.
Es importante mencionar que está estrechamente ligada con el estado de ánimo. Cuanto más alta autoestima tengamos, mayor bienestar sentiremos, encontrándonos más felices. Mientras que cuando la autoestima sea más baja vendrá acompañada de un bajo estado de ánimo y malestar.