Trastornos de Conducta en niños

 

No es poco habitual que acudan a terapia padres y madres frustrados, porque no saben que más hacer, las estrategias que utilizan para poder educar a su hijo no les funcionan, no consiguen sus objetivos.

 

Los problemas de conducta en niños van desde rabietas, desobediencia a trastornos del comportamiento como el trastorno negativista desafiante.

Rabietas

Las Rabietas ocurren sobretodo en niños de 1 a 4 años, suelen componerse de llantos, gimoteos e incluso patadas, golpes y gimoteos.

A esas edades es normal que tengan rabietas, especialmente alrededor de los tres años donde los niños pueden pasar por una época rebelde, que en ocasiones se denomina “la primera adolescencia”.

Hay niños que van a ser más tendentes que otros a tener rabietas, debido a que cada niño viene con un temperamento diferente, pero los comportamientos de los cuidadores del niño pueden suavizar ese temperamento o reforzarlo.

A esas edades la rabieta es normal debido a que es la forma que ellos tienen de manifestar su malestar, bien sea una falta de sueño, hambre, frustración e incluso una llamada de atención a los padres.

Evolutivamente son normales, ¿cuando son un problema?.

  • Cuando las rabietas con muy intensas, muy frecuentes (independientemente de la edad).
  • Cuando aparecen después de los 4 años.

En las rabietas, realizamos un análisis de las causas de que mantienen esas rabietas y entrenar a los padres en manejo de estas.

 

Trastorno negativista desafiante

Este trastorno se tiene que dar de manera recurrente en el niño comportamientos negativistas, desafiantes y no obedecer.

Suele ser común, que se den algunos de estos comportamientos.

  • Ataques de ira
  • Discusiones con adultos
  • Desafiar las normas negarse a cumplir las demandas de los adultos.
  • Hacen cosas para molestar a otras personas.
  • Acusan de sus propios errores o comportamientos a los demás.
  • Ser quisquilloso o sentirse molestado por los otros.
  • Ser rencoroso o vengativo.

Estos comportamientos tienen que ser más frecuentes que lo esperable a su edad y nivel de desarrollo, estos deben producir deterioro en el área escolar, social y familiar.

Pueden ser especialmente tercos a la hora de cumplir órdenes, también en ceder y negocias con adultos o compañeros. Las provocaciones sobre los límites impuestos, ignorando o discutiendo las ordenes que se le dan, suele ser habituales.

La hostilidad puede dirigirse a adultos o compañeros, aunque donde más se manifiesta es en la familia pudiendo no tener comportamientos en la escuela o en otros entornos. Las manifestaciones se suelen dar más con los adultos o compañeros que el niño conoce bien. No se consideran a sí mismos, negativistas ni desafiantes, sino que justifican su comportamiento como una respuesta a lo que a él le hacen.

Este trastorno comienza antes de los 8 años y no más tarde del inicio de la adolescencia.

Como siempre el papel de los padres es primordial, para el manejo de los refuerzos, en este caso con el niño nos centraremos en aumentar los pensamientos positivos de sí mismo, entrenamiento emocional, aumentando la empatía y habilidades sociales. Entrenándoles también en el autocontrol.  Para poder reducir todas las conductas desafiantes y promover el autocontrol en el niño.

 

Conducta disocial

Este trastorno tiene unas características parecidas a las del trastorno anterior, pero con una sintomatología más intensa, frecuente y duradera.

Lo más característico es la desadaptación a las normas sociales de acuerdo con su edad. Puede aparecer peleas, robar, mentir, desobedecer, destruir cosas, amenazar a los demás, escaparse etc.

Suelen tener deficiencias académicas.

Las malas relaciones no son solo con los adultos que le ponen normas, sino también con sus iguales.

La edad media de aparición en niños se sitúa antes de los 10 aunque más allá de los 16 es muy difícil que aparezca y en niñas de 14-16 años.

El comportamiento agresivo causa daño físico a otras personas o animales, daños en propiedades, fraudes y robos.

Este trastorno necesitaría una intervención mixta de terapia psicológica y farmacológica.