
El desarrollo y mantenimiento de una disfunción es un problema que afecta a la pareja. El objetivo es la conducta o relación de una pareja, no de uno sólo de los miembros. Por lo que en la intervención de un problema sexual es determinante el aumento de la comunicación y mejora de la relación de la pareja.
El primer paso en el tratamiento es proporcionar información y educación sexual a la pareja. Siendo también necesario en muchos casos disminuir la ansiedad asociada a las relaciones sexuales.
Algunas de las disfunciones sexuales que se presentan son:
Deseo sexual
El deseo sexual es entendido como el interés en ser sexual y tener actividades sexuales con otros o incluso con uno mismo. Por lo que los trastornos del deseo sexual aparecen cuando existe una disminución del deseo y fantasías sexuales de forma persistente. Se diferencian dos tipos de ausencia de deseo, una disminución o una aversión a cualquier tipo de contacto sexual.
Dificultad en la excitación
Puede ocurrir tanto en hombres como en mujeres. En el caso de las mujeres, se trata de problemas en la lubricación, mientras que en hombres esta disfunción es debida a la incapacidad recurrente de lograr o mantener una adecuada erección.
Trastorno orgásmico
Este trastorno se caracteriza por un retraso o ausencia del orgasmo después de haber mantenido una fase de deseo y excitación normales.
En hombres es conocido como eyaculación precoz. Apareciendo dificultad para controlar la eyaculación ante una estimulación sexual mínima.
Trastornos sexuales por dolor
No se encuentra una patología orgánica ni existen otras disfunciones sexuales. Ocurre en mujeres, imposibilitándolas la realización del coito o se lleva a cabo con gran dolor (dispaurenia y vaginismo).